Método de 60 días para parar el juego compulsivo

En un principio la idea de jugar parece ser inofensiva, hasta mirada como una distracción a tantas presiones que la vida nos pone en el camino. La progresión es paulatina y rara vez el individuo reconoce que esto se le está yendo de las manos y como va cambiando sus formas de jugar. Existen compensaciones internas que van gratificando el seguir adelante a pesar de encontrarse lentamente perdiendo el control.

Claro que las intenciones que tiene el sujeto son buenas y no pretende lastimar ni dañarse, pero inevitablemente esos son los resultados.

En un principio se van disparando nuevas ideas compensatorias protegiendo al juego, minimizandolo, generalizando el hecho de que casi todos lo hacen, qué es una distracción para no pensar tanto, que puede parar de jugar cuando quiere, que él nunca va a transgredir sus propios límites económicos.

El jugador busca ser más inteligente en el juego, cada vez utiliza más cábalas y rituales, se enrieda en pensamientos de que la suerte lo acompaña, cambia estrategias, se piensa especial de alguna manera.

Como el sentimiento que experimenta en sus principios es placentero, sigue buscando ahí el volver a sentirlo.

Con el arranque de la enfermedad los niveles de adrenalina suben en los jugadores, y para lograr ese efecto mental, esa sensación fuerte, incrementan su manera de jugar, sus apuestas, porque se necesitan mantenerse en alto, en su frecuencia deseada.

Cuando ganan planean grandes cosas, hasta que terminan volviendo a perder y cuando pierden juegan con desesperación para lograr su recupero.

Tanto al ganar como al perder se potencian sus estados emocionales, provocando estallidos, por eso el resultado más seguro será siempre perder.

Ningún jugador planeó cómo destrozar sus sueños, como perder hasta lo más importante en su vida.

Ninguno tuvo una mala intención al jugar, sólo que al desarrollarse un comportamiento cada vez más destructivo e ir alejándose de sí mismo llega a perder su propia conexión con las prioridades y su realidad. El juego se apoderó de todas sus arrasando con todo lo que se pusiera por delante.

Si te encuentras con dolor, sólo, perdido, si puedes verte con pérdidas relacionadas a tu forma de jugar y apostar, si sientes que has perdido el control, no intentes otra vez, no va a ser diferente, es una mentira esto de que “esta vez será distinto, esta vez me irá bien”.

Sólo déjate ayudar, permítenos guiarte para recuperar tu libertad.

En este programa de 60 días podrás encontrar mucho más que lograr tu abstinencia de juego, podrás recuperar el poder de tu vida!